—¿Cómo se siente saber que casi te quedas sin hombría por las patas de un unicornio? ¡Muahahaha! —La voz burlona del sistema resonó mientras Zeras se secaba el sudor de las sienes.
—Es la sensación más horrible que jamás he sentido. ¡Casi peor que quedar lisiado! —Zeras respondió al sistema. Su "gran papá" ahora se escondía debajo de su regazo, extrañamente frío.
—¿Has montado un caballo alguna vez? —preguntó Narelle Inmortal, mientras Zeras recuperaba la compostura e inflaba el pecho.
—Claro que sí. Solía montar unos muy grandes que alcanzaban hasta diez metros de altura, en los campos de mi planeta natal. Eran mucho más grandes y salvajes, capaces de devorar diez hombres de un bocado. Yo, Zeras Celestria, he montado al más salvaje de todos ellos —afirmó Zeras con expresión orgullosa. Las chicas rieron aún más.
—No has montado un caballo antes —dijo Narelle Inmortal, con un tono que indicaba que estaba 101% segura. Zeras suspiró.