La sonrisa burlona y la mirada desdeñosa del Zeras de cabello dorado eran tan brillantes como el día mientras miraba a Zeras, quien tenía ambas manos apretadas, antes de que de repente, sus puños, que estaban fuertemente cerrados, se relajaran de golpe, y las venas que antes resaltaban en ellos, desaparecieran.
Y una vez más, Zeras abrió los ojos, una sonrisa ampliándosele hasta las orejas.
—Tengo una pregunta para hacerte —dijo de repente Zeras mientras el Zeras de cabello dorado levantaba una ceja.
—¿Cuál es?
—¿Es solo una vez que he muerto? —preguntó Zeras con una sonrisa malvada, mientras los ojos dorados del Zeras de cabello dorado brillaban sorprendidos.
—¿Qué quieres decir con una vez? ¡La muerte es finalidad! —dijo el Zeras de cabello dorado mientras Zeras se movía instantáneamente y aparecía justo frente a él, abofeteando con sus manos, el espacio ante ellas desgarrándose mientras la mano de Zeras se cerraba en su rostro y entonces...
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