La fuerza era tan violenta que Zeras se encontró completamente e inútilmente incapaz de resistirse. Era como si fuese una ley natural del universo que toda vida debe, eventualmente, llegar a su fin.
Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar en su siguiente paso cuando sintió que el suelo bajo sus pies se solidificaba nuevamente y aterrizó con un golpe.
Al ponerse de pie, pudo ver que estaba en una vasta extensión de nieve sin fin, que se desplazaba alrededor del lugar como una marea. Era como una funda de blanco utilizada para cubrir el mundo entero, ya que la nieve lo cubría todo, convirtiendo el lugar en una figura de blanco infinito.
En el aire había un aura de desolación y una sensación de antigüedad, pero Zeras también podía oler algo diferente en el aire. Algo malvado, algo familiar.
—HHMPF...
—HHMPF.
Inhalando el aire, intentó captar cualquier olor extraño, pero su atención fue desviada por el panel de notificaciones dorado que apareció ante su mirada...