—Hola, por favor ¿puedes darme veinte de tus más deliciosos piruletas... —El joven de cabello blanco de pie frente a la tienda de apariencia promedio llena de docenas de dulces le dijo al hombre de mediana edad sentado en la entrada.
—20 piezas de la piruleta dulce, su niña debe haber sido inquieta... —La mujer bromeó mientras Zeras se reía para sí mismo.
—Sí, ella realmente es única en su especie... —Zeras respondió con una sonrisa.
—Entonces, le conseguiré la piruleta más dulce que ella haya probado jamás... —Dijo la mujer de mediana edad mientras rápidamente entraba en la tienda y desaparecía dentro.
Ahora, permanecía el joven de cabello blanco que miraba a su alrededor por las calles donde otras personas se veían haciendo sus actividades diarias...
—Aquí tiene, señor... —Dijo la mujer al volver junto a Zeras y colocar los veinte dulces sobre la mesa.
Era una piruleta gigantesca con colores de arcoíris y en forma de corazón.