—Todavía puedo matarte en 10 segundos —dijo Atherston mirando a Quinn sin emoción alguna.
El mundo entero se quedó en silencio mientras Quinn observaba al hombre frente a él, con una expresión aturdida en su rostro antes de sonreír increíblemente radiante.
—10 movimientos, ¿eh? —reflexionó y en los segundos siguientes, el espacio explotó a su alrededor como si no fueran más que simples fragmentos de vidrio mientras Quinn rasgaba instantáneamente el espacio frente a Atherston, sus manos envueltas en cientos de líneas rúnicas azules, avanzando con velocidad hacia su rostro.
El espacio fue violentamente destrozado, desmoronándose bajo el poder de aquellos simples puñetazos cuyo peso entero había sido amplificado por más de cientos de veces debido a las líneas rúnicas.
Aún así, una mirada vacía fue todo lo que permaneció en el rostro de Atherston mientras levantaba lentamente su palma hacia su cara.
DUUUM
