—Rendimos homenaje al Enviado del Diablo... —Todos lo saludaron al mismo tiempo, de pie, incluidos los cuatro que estaban sentados detrás de él.
Todas las cabezas se inclinaron ante el líder de la Organización Mutante.
—Levantaos... —Su voz increíblemente gruesa retumbó a través de toda la estructura, que parecía temblar un poco como si no pudiera contener el peso de sus palabras.
Y lentamente todos se levantaron, observándolo apropiadamente.
Él era diferente al resto e increíblemente ¡un joven! Un joven en sus veintes.
Su cabello era carmesí, y caía sobre su hombro como una cascada. Sus ojos eran como gemas rojas rubí en la habitación débilmente iluminada, iluminando la sala con dos claros haces de luz roja.
Tenía un rostro claro, vítreo, ovalado con una mandíbula larga. Ni demasiado musculoso ni demasiado delgado, todo en él parecía como si hubiera sido cuidadosamente considerado por un grupo de arquitectos profesionales.
