—Imposible, esto no es real. Esto es imposible. Tal poder no puede existir. Esto es falso —murmuraba Zeras como si hubiera perdido la razón mientras repetía esas palabras, intentando grabarlas en su memoria, pero al mirar el vacío sobre el que estaba de pie, se le decía lo contrario.
—El Planeta Maléfico ha sido salvado. Todo honor al Señor Susano por su benevolencia...
Y de inmediato las cinco figuras desaparecieron como si nunca hubieran estado allí. La única señal de su presencia es el mundo que de repente desapareció.
—¿Be... Benevolencia? —preguntó Zeras con confusión en sus ojos mientras miraba el lugar donde habían desaparecido.
¡Acaban de destruir un mundo entero y llaman a eso benevolencia!
Pero lo que más llamó su atención fue el nombre que se mencionó...
—¿Señor Susano?
Y lentamente el mundo entero alrededor de Zeras se desmoronó como vidrio una vez más y esta vez se encontró justo enfrente de la Luna del Caos, a un solo paso de ella.