—Iré yo... —La voz sonó detrás de Arcules, quien se volvió para mirar la figura.
Era una mujer muy hermosa con largos cabellos rojos, vestida con una blusa roja sedosa que le llegaba a la cintura y una falda que, aunque parecía hecha de metal, se movía suavemente con el viento como una tela ordinaria.
Arcules estaba un poco sorprendido de que alguien de la familia Hidra aceptara el desafío.
Todavía estaba pensando en el dolor de cabeza que supondría convencer al otro grupo, pero supuso que se preocupaba por nada.
Al igual que Arcules, Selena también estaba sorprendida cuando su princesa le pidió que aceptara el desafío.
Según ella, este encuentro entre ambos grupos no terminaría bien. No había necesidad de que la familia Hidra se molestara siquiera con esto, pero la princesa le pidió que fuera.
Era una orden extraña, pero no podía rechazarla de ninguna manera.
Lentamente ambos grupos se alejaron, dejando una distancia de unos 500 metros entre ambos luchadores.