El espacio se fracturó y se hizo añicos, y el suelo comenzó a hundirse cuando la brillante marca en forma de estrella en el rostro del joven de repente se encendió intensamente con luz.
Lentamente levitaba sobre el suelo, con ambas manos colocadas detrás de su espalda mientras miraba a las cinco figuras arrodilladas que se inclinaban ante su aura suprema.
—He aprendido mi lección. Pero ustedes, Daevas, realmente se exceden... —dijo el joven y los ojos de Zeras se entrecerraron al aprender finalmente el nombre de aquellas figuras encapuchadas.
—¡Daevas! —exclamó.
—Normalmente, habría exterminado a toda vuestra raza por vuestra acción, pero...
Lentamente, levantó ambas manos hacia su rostro, cerrándolas extrañamente antes de cerrar sus ojos.
—Arte del Titán Durmiente: Primera Forma... —Inmediatamente, el mundo entero enmudeció al mencionar esas palabras ya que todas las grietas espaciales en el aire desaparecieron y el suelo que se hundía continuamente bajo la presión se detuvo.