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Era un ser cubierto de cabeza a pies con un manto rojo goteando enormes cantidades de sangre.
Juzgando por la altura hasta donde los Ojos de Caos de Zeras podían ver, tenía al menos 1000 metros de altura.
Su rostro era un conjunto desigual de piel y huesos, pero lo más llamativo de eso eran aquellos ojos rojo sangre rebosantes de diferentes runas de color rojo que se retorcían y giraban en sus ojos.
Miedo...
Nunca antes Zeras había sentido este tipo de miedo. Era como estar frente a la muerte. Una muerte ante la cual por más que resistiera, aún así seguramente moriría...
La figura parpadeó sus gigantescos ojos rojos mientras miraba a Zeras a quien llamar hormiga sería demasiado elogio.
—¿Cuánto tiempo ha pasado...? —la figura preguntó una vez más como si luchara por entender algunas cosas.
—¿Um, 6048? —Zeras respondió.
—¿Qué tan lejos de la última Guerra de los Reinos Divinos...?
—¿Guerra de los reinos divinos? Nunca he escuchado eso antes...
