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Instructor Moneca estaba sentada holgazanamente en la parte superior del estrado, deslizando el folleto en sus manos con una expresión desinteresada y algo perezosa.
¿Por qué?
Ya se había leído todo el libro y esta sería la quincuagésima vez que lo hacía. Un libro sobre el principio que todavía no había entendido y le impedía avanzar en su Cultivo.
De repente, sus ojos púrpura se estrecharon mirando la entrada del salón, la puerta cerrada, cuando de repente soltó un resoplido frío ignorándola antes de concentrarse en su libro.
¡BANG!
Una mano atravesó la puerta casi sacándola de sus bisagras mientras Antarra entraba en ella.
—Hey, Antarra, ¿no sabes el significado de tocar antes de entrar...? —preguntó Instructor Moneca pasando a los siguientes folletos.
—Tch, esa palabra es para mortales. Ya me habías sentido venir desde 3 millas de distancia... —respondió Antarra con desdén, cerrando la puerta antes de limpiarse suavemente el sudor y tomar una respiración profunda.