—Hmmm —murmuró Zeras al anciano, dejando las copas en sus manos mientras escuchaba atentamente.
—Todo comenzó cuando un pequeño grupo femenino de Gatos del Vacío curiosos se unió a una nave voladora de paso, cruzando el reino indiviso.
—Pensaron que les esperaba una vida de aventuras, pero estaban equivocadas. Las personas con las que se unieron no eran más que lobos con piel de oveja, que habían venido exclusivamente por ellas desde el principio.
—Los 12 Gatos del Vacío fueron encarcelados y forzados a someterse al procedimiento más doloroso posible, que era una relación sexual forzada con los machos de esa raza...
—¿¡Qué!? —gritó Zeras conmocionado, mirando atónito al Sacerdote, cuyos ojos destellaban una pizca de ira.
—Así fue como nuestro clan cobró vida.
—Una raza híbrida de Gatos del Vacío y la raza Elvo. Nuestro nacimiento debería haber sido el fin de su estúpido experimento, pero el clan no quedó satisfecho con el resultado y continuó con su arte de cría.