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—Sé que me echa de menos, padre. Lo sé. Y sé que donde quiera que esté, debe estar sonriendo al ver cómo te has ocupado de mí incluso después de que ella partió a un lugar mejor —Vornek dijo mientras una sonrisa florecía en el rostro de Veurnech.
—Has mejorado extrañamente en el arte de las palabras Vornek, pero tienes completa razón. Ven, vamos a buscarte algo de comer antes de que ambos tomemos algo de aire fresco —dijo mientras colocaba sus manos en el hombro de Vuernech y ambos subían la torre para alcanzar la base más alta.
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En la base más alta del palacio del Emperador Dorado...
La base más alta del palacio era un gigantesco espacio abierto que permitía ver claramente todo el lugar desde la cima absoluta.
La inmensa montaña, el mar de Dragones dorados moviéndose a través de los lugares, todo era avistado por dos figuras de cabellos dorados que estaban en el balcón más alto del lugar.
