La sangre goteaba por las piernas de Quinn mientras él lanzaba el brazo arrancado que sostenía en sus manos a la distancia, su rostro dirigido al suelo.
—Tú también morirás aquí... —Su voz perezosa impregnada con una cantidad horrorosa de intención asesina resonó por todo el espacio, causando horror en el rostro de Nexus pero al segundo siguiente, desapareció, siendo reemplazada por una sonrisa burlona.
—Realmente no olvidas ofensas pasadas, ¿verdad? Ya han pasado más de tres años, y aún así aguantaste tanto tiempo... —dijo Nexus mientras colocaba su mano izquierda sobre su hombro izquierdo e inmediatamente, una energía plateada apareció y su brazo derecho lentamente volvió a crecer.
En los próximos cinco segundos, fue como si nunca hubiera perdido una mano.