En el ajedrez, hay piezas que existen en el tablero.
Para Ater, sus No-muertos seguían un concepto similar: tenía un Caballero, una Torre y un Alfil.
Estos eran su Caballero, Arquero y Mago respectivamente.
Podía usarlos de un sinfín de formas, aunque limitado, basado en su especialidad. Ya tenía un plan de juego en su cabeza, y también sabía en qué tablero jugaría.
Su único desafío… era el oponente.
Al jugar ajedrez, ambos lados tenían piezas iguales e idénticas, siendo la única diferencia la habilidad. Sin embargo, este juego en el que Ater estaba involucrado difería mucho del estratégico que ofrecía equilibrio por encima de todo.
No había tal cosa como equilibrio aquí.
La equidad era un concepto extranjero.
Su oponente no era un Caballero, ni una Torre, ni un Alfil.
Ella era una Reina.
No... quizás incluso más poderosa que una.