—El poder abrumador comenzó a surgir de Ater, provocando que el mundo entero de Tierra de las Hadas temblara.
—Como una ráfaga que contenía millones de voltios de electricidad, rayos oscuros rugían alrededor de él. La negrura a su alrededor se solidificó, convirtiéndose en su carne y, eventualmente, en una capa oscura que envolvía su cuerpo.
Lo hacía parecer la clásica imagen de la muerte.
—Su cabello carmesí se volvió ígneo, y sus ojos se tornaron de un morado profundo, con el blanco de sus ojos volviéndose negro. Dos cuernos crecieron en su frente, relucientes de negro pero también vibrando con energía púrpura.
—¿Un Dragón? No... ¡eso no! —Los cuernos que estaba presenciando no se parecían en nada a los de los Dragones.
Eran demasiado altos y majestuosos, y tenían un diseño intrincado.
—¿¡Quién es esta persona!?' Todo el cuerpo de Fae –es decir, la Tierra de las Hadas misma– temblaba mientras intentaba entender a la nueva entidad que estaba frente a ella.
