~ HARTH ~
El alba apenas se asomaba sobre las montañas lejanas cuando Harth salió furtivamente del campamento. Aunque los cazadores y cocineros estarían despiertos, el paisaje de esta tierra extraña ofrecía una gran cantidad de escondrijos. Una vez fuera de la ciudad de tiendas, nunca era difícil evitar las miradas de sus hermanos y hermanas.
En parte, era por eso que había logrado mantener su subterfugio durante tanto tiempo. Aún así, a Kyelle no le haría gracia. El estómago de Harth hormigueaba de nervios ante la idea de lo que podría pasar si la descubrían viajando nuevamente. —¡Kyelle casi se había transformado la última vez —sus garras eran afiladas como navajas y ese pico curvado!
Harth sabía que no debería estar saliendo. —¡Se había resuelto la noche anterior a que no lo haría! Pero luego había despertado una vez más con ese nudo indiscutible en su estómago.
Algo iba mal, pero no podía saber qué.
Era la sensación más aterradora y frustrante de su existencia.