—Sasha sabía que enfocarse en la ira de todo sólo la desequilibraba y la hacía infeliz, así que intentaba por un tiempo centrarse en lo bueno.
Debajo de las pieles puso una mano en su vientre, preguntándose cómo se sentiría si hubiera llevado a su hijo al tamaño que tenía ahora. Si ya sería capaz de sentirlo patear. Si alguien en ese maldito laboratorio alguna vez lo había tocado a través de la tecnología para que supiera lo que era el amor.
Luego sacudió la cabeza de nuevo. Se sentía temerosa y asqueada cada vez que lo pensaba. ¿Qué le estarían haciendo? ¿O qué no le estarían haciendo?
También se enfadaba con Dios cada vez.
Pero, se recordó a sí misma, hasta ahora estaban a salvo. Y sabían sobre su hijo. Y iban a ir a buscarlo, estaba segura de ello.