—Zev estaba parado sobre el cadáver que había arrastrado al bosque, lo más lejos posible de la cueva con seguridad. Había dejado que se desangrara en un arroyo cerca de la cueva, después lo arrastró por el agua río arriba tanto como pudo hasta llegar al lugar donde caía de un pequeño acantilado. Luego lo arrastró entre los árboles para que no hubiera rastro de sangre.
Ahora tendría que volver y tratar de encontrar una manera de limpiar la sangre del sendero entre la cueva y el agua.
Cuando se sorprendió analizando todas las maneras en que podía ocultar su rastro y cualquier evidencia del humano, se quedó helado.
Su corazón latía fuertemente y la adrenalina aún bombeaba. Pero estaba parado sobre un cuerpo ensangrentado—un ser humano muerto—y sus manos apenas temblaban. ¿Cómo era posible que le preocupara más el rastro de sangre de este tipo hasta la cueva donde estaba Sasha que el hecho de que acababa de terminar una vida?
Estaba tan mal. Tan enfermo.
¿Por qué no sentía más?