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—Fue difícil moverse al principio, luego imposible no hacerlo. Iba a casa. A su nuevo hogar. A los brazos de su compañera. Y tenía que asegurarse de que ella estuviera a salvo.
Con la mente fija en ella en el lugar seguro, rodeada de otros Quimera y esperándolo, en esta tierra que ninguno de ellos conocía, pero donde los humanos nunca podrían alcanzarlos, Lhars avanzó tambaleándose y luego, cuando el Portal brilló con luz azul-blanca para guiarlo, él corrió a través de él.
No estaba seguro de cuánto tiempo había corrido, pero sabía cuándo el Portal lo instó a girar en una curva y hacia un túnel lateral en dirección a un portal.
El corazón le palpitaba con emoción y miedo a partes iguales, corrió por el corto túnel y se lanzó a través del portal —directamente hacia el aire más fresco que jamás había olido mientras caía del portal— que se había abierto a unos tres metros del aire— y cayó al suelo lleno de hojas.