—Sasha estaba al borde de la arena completamente abrumada. Las hembras a su alrededor estaban claramente agitadas, con las caras pálidas, los ojos bien abiertos, muchas con las manos retorcidas en la ropa o apretadas en puños. Las voces se mantenían en susurros, por debajo de su audición. Pero había un filo en el zumbido que llenaba la arena que le ponía los dientes de punta.
Nick había cerrado la puerta detrás de ellas, pero se mantuvo frente a ella. Cuando ella se volteó para ver si tenía una salida, él simplemente sonrió y le hizo un gesto hacia las hembras.