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—¿A qué te refieres? —Las palabras de Zev rebotaron en su cráneo como si las hubiera gritado.
—No, no, Zev, quiero decir... sienten como si estuvieran muriendo. Están perdiendo su esperanza. Perdiendo su deseo de estar vivos. La Alfa del grupo principal, la que dejan vivir en el bosque, dice que no sobrevivirán al próximo invierno.
Zev gruñó, pero se transformó en un gemido que reflejaba el dolor punzante de Sasha por las hembras. En su mente, ella encontraba su mano sobre su estómago, deslizaba sus dedos entre los de él y los sostenía allí, entrelazados.
—Él necesitaba esperanza tanto como ella.