—El cuerpo de Zev era una invasión de placer. Nunca lo había tenido detrás de ella antes y la nueva posición trajo consigo sensaciones únicas y emocionantes que ondulaban a través de ella con cada embestida, arrancando gritos de su boca —cuando podía respirar.
—La había tomado por sorpresa con el cambio al principio, pero a medida que él encontraba su ritmo y ella se retorcía contra él, descubriendo este nuevo tipo de dicha, él emitió ese llamado que resonaba a través de la cueva, y Sasha se encontró menos y menos consciente de cualquier cosa excepto él.
Algo estaba ocurriendo dentro de él. Ella podía sentirlo acumularse. Había sentido su tensión desde que se había despertado, pero él parecía determinado a apartarla, y ella había querido ayudarle a hacerlo si eso era lo que necesitaba. Pero cuando sus ojos se encontraron y una vez que él empezó a tocarla... fue como si el calor en ambos aflorara a la superficie, y él fuera consumido. Y consumiéndola a ella a su vez.