—¿Qué fue eso? ¿Qué demonios fue eso? Santo cielo... —Se cambió de posición y se apoyó en sus codos intentando quitarle su peso de encima, pero su cabeza daba vueltas y no podía recuperar el aliento. Su costado le dolía donde había sido cortado por ese estúpido gato, pero realmente no le importaba.
Entonces Sasha expulsó un suspiro y él parpadeó y levantó la cabeza, acariciando el cabello fuera de su cara.
—¿Estás bien? ¿Sash?
—Estoy bien... estoy más que bien... ¡Santo cielo! —Ella parpadeó y soltó una risa ahogada—. Eso fue...
—Lo sé. —Ambos se quedaron mirando el uno al otro, jadeando. Zev le acarició la sien con su pulgar, negando con la cabeza—. Demonios, eres hermosa, Sash. Yo solo... demonios.
Ella sonrió.
—Sé que suena estúpidopero estaba a punto de decirte lo mismo —Ella puso su mano en su cara y negó con la cabeza—. No puedo creer que lo logramos.
Él tampoco podía creerlo, y la besó profundamente, lentamente, porque no sabía qué decir.