—Zev—dijo Sasha.
—Sash, estoy bien. Cambiémonos y salgamos de aquí —le respondió él, luego le lanzó una sonrisa y ella gimió, tirándolo hacia abajo en un beso rápido, antes de girar para entrar en la casa.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que tendría que quitarse ese hermoso vestido y ponerse ropa normal y abrigada para el viaje.
Y Zev estaba allí con ella.
Se había detenido frente a la cama donde había dejado su ropa y simplemente se quedó ahí parada por un segundo, con el corazón latiendo, las venas pulsando un poco con miedo, un poco con decepción. Kyelle le había dado un hermoso conjunto de pieles para llevar en el viaje, pero la verdad era que no había manera de hacer que las pieles voluminosas y cuadradas parecieran otra cosa que no fuera ropa funcional. Y este vestido… este vestido la hizo sentirse bonita por primera vez en... bueno, años.