—Cuando se había puesto de pie dentro de la madriguera del zorro, Sasha seguía agarrando las rocas de los huecos para mirar y lo observaba fijamente —dijo. Su rostro era una mezcla de alegría y miedo, y su estómago se hundió.
—Estaba contento de haber venido. Y aterrorizado por lo que podría pasar ahora.
Zev se aclaró la garganta.
—Sasha, él está mintiendo. Sobre gran parte. Y... ya te lo había dicho, no fue... no hubo nada en ello que disfrutara o... fue feo. Todo. Lo hice porque pensé que tenía que hacerlo, y
Ella se lanzó a través de la tierra y hacia sus brazos. Él gruñó cuando ella chocó contra sus costillas adoloridas, pero no la soltó, abrazándola fuertemente contra su pecho y presionando su mejilla contra la parte superior de su cabeza mientras ella se aferraba a él.
—Su cuerpo entero temblaba. Joder, odiaba lo que esto le estaba haciendo a ella.