—Sasha pasó una hora muy, muy incómoda después de que Zev desapareció, siendo guiada por Yhet intentando encontrar un lugar donde asentarse con sus cosas. Mientras caminaban él le explicó que si Zev hubiera estado allí, su posición dentro de la manada habría significado que otros lobos habrían hecho espacio porque él tenía un rango más alto. Pero como una mujer soltera—mujer humana soltera—, era al mismo tiempo deseada y sin rango. Nadie sabía su posición. Y aquellos que querían ofrecer sus espacios eran machos esperando captar su atención.
Cuando el primero de ellos se acercó, Sasha se sintió conmovida.
El tipo probablemente estaba en sus veintitantos, fuerte y de piel oscura. Sus dientes brillaban cuando sonreía—lo cual hacía mucho. Pero lo más llamativo de él eran sus ojos verdes claros.
—Si buscas refugio, ofrezco el mío —dijo, alcanzando su brazo mientras pasaba al lado de Yhet.