—Sasha miró boquiabierta al extraño hombre desnudo que la miraba como si solo él hablara con sentido —¿De qué estás hablando? No tengo nada que ver con la Quimera.
—Zev se adelantó, poniéndose entre ella y el hombre —Dunken, por favor no la asustes. Ella es nueva en todo esto. Y es mía. No habrá ningún desafío.
—El hombre se volvió hacia Zev, negando con la cabeza —No sé qué te han contado ahí fuera, Zev, pero no estaba bromeando cuando dije que estabas muy desinformado. ¿Tienes que saber que los tigres no se van a quedar de brazos cruzados ante esto?
—¿¡Tigres!? —Sasha exclamó —¿Qué tigres?
—Zev se tensó, poniendo una mano hacia atrás para detenerla de avanzar.
Él y Dunken se miraron fijamente, esa tensión que había sentido en la casa con Rob vibraba en el aire. Parecía que estaban a punto de recurrir a la violencia. Ella maldijo, al darse cuenta de que su pistola estaba en la bolsa de lona sobre el hombro de Zev y no iba a poder llegar a ella rápidamente.