Ian se transportó al frente de la casa de Lucifer. Antes de que Lucifer hiciera su gran escape de su mansión después de contarle acerca de Satanás, no olvidó decirle a Ian la ubicación de su mansión en el infierno.
Nunca hubo coincidencias con el diablo, pensó Ian. Todos eran manipulados por el diablo. Cuando creían que estaban bailando al ritmo de la música, en realidad eran dirigidos por el liderazgo del diablo en el baile.
No tocó la puerta y, como esperaba, la cabeza de Malphas asomó por la puerta, ofreciendo una sonrisa ingenua mientras parecía muy emocionado. Pero Ian respondió su mirada ansiosa con una sombría. Al ver a Malphas, el recuerdo de haber sido engañado por el primo del sirviente demonio, Orias, hizo que Ian chasqueara la lengua mientras miraba a Malphas.