Elisa estaba en shock, lo miró sin que una sola palabra pasara por su boca y sintió un dolor en el corazón. Lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. —¿Cómo ocurrió? —preguntó mientras intentaba contener las lágrimas que le brotaban. No podía creer que Vella ya no estuviera. Habían pasado solo tres días desde que Elisa despidió a su amiga cuando ella dejó el castillo. Esperaba que Vella encontrase la felicidad mientras le saludaba con la mano y le deseaba adiós, pero las palabras de despedida que dijo sin saberlo se convertirían en el último adiós que Elisa tendría que decir a su única amiga.
—Alguien la mató —Ian no quiso decirle de qué manera Vella fue asesinada, por lo que suavizó sus palabras—. Fue asesinada de manera terrible. La he puesto a descansar en el ataúd y la he enviado de vuelta al lugar al que pertenece.