—No ahora, hay algo que tengo que hacer primero —dijo Esperanza y pudo ver la decepción que cruzó por el rostro de Kace cuando ella dijo que no podía volver con él—, así que se puso de puntillas y le dio un beso en los labios. Volveré pronto, solo espérame.
Después de decir eso, Esperanza caminó en la dirección opuesta a Kace, quien seguía parado en la misma posición, agitando su mano.
Ella no sabía cómo conocía esto, pero era como si el conocimiento ya estuviera arraigado en cada célula suya, como algo que había olvidado, pero luego lo recordó de nuevo.
Esperanza apresuró sus pasos cuando la figura de Kace parecía más pequeña debido a la distancia entre ellos, como si pudiera ver un camino frente a ella y no solo el color blanco brillante.
Pero, en algún momento, dejó de correr cuando ya no pudo ver a Kace cerca y estaba completamente rodeada por este color.
