—¿Qué quieres? —Sterling abrió la puerta, erguido con los brazos en jarras, bloqueando la entrada, impidiendo que Calleb pudiera pasar ni que viera claramente a su compañera.
Este padre dominante había olido el aroma de Calleb incluso antes de que él pudiera llegar a este lugar.
La familia Sterling residía dentro de una casa en el ala norte del castillo y ahora Calleb quería llevar a Rosie a pasear tranquilamente antes de cenar. Sería mejor si Sterling también le permitiera unirse a la cena, pero si no lo hacía, tal vez Calleb tendría que intentarlo en otro momento.
—¿Puedo ver a Rosie? —dijo Calleb y luego agregó—. Por favor.
—¿Qué quieres con mi niña? —Sterling cruzó los brazos, mostrando sus músculos y lo fulminó con la mirada.
Esa tarde habían entrenado juntos y desde el punto de vista de Calleb, disfrutó del tiempo en que pudo mostrarle al otro guerrero licántropo sus movimientos al tumbarlo una y otra vez.