—¡Felicidades! ¡Lograste traerla! —Lucifer aplaudió con exageración y sonrió ampliamente al centauro, sosteniendo al ángel guardián en sus brazos.
—Puedes dejar tu fachada, estoy seguro de que ya lo sabes —dijo Quirón—. ¿Y qué pasa con esta lluvia?
—La lluvia no te hará daño —Lucifer se encogió de hombros y miró a Lila—. Es solo una lluvia común, un realce adicional para mi gran encuentro con el rey.
—Dijo el diablo —Quirón bromeó y Lucifer se rió a carcajadas.
Detrás de él, había unos cuantos diablos más que Quirón no pudo reconocer uno por uno, sin embargo, no importa cuántos estuvieran presentes, el único diablo con el que tenía que lidiar, era el que tenía frente a él.
—Eres tan gracioso —dijo Lucifer al final de su risa maníaca.
—No estoy aquí para ser gracioso —respondió Quirón mientras acomodaba a Lila en sus brazos—. Tenemos un acuerdo y terminemos esto más rápido.