Lidya estaba impactada por la terrible escena que se le presentó tan pronto como las majestuosas puertas del castillo se derrumbaron.
Muchas personas yacían muertas en el suelo ante sus ojos, varios miembros cercenados rezumando sangre inundaban el terreno y anegaban cada rincón visible.
El olor de esos cuerpos comenzó a llenar el aire y la atmósfera se volvió más pesada. Sin mencionar el cielo, que todavía estaba oscuro. Solo la asustaba aún más.
Lidya había visto su parte justa de escenas sangrientas similares a algo como esto, pero esta era la situación más extenuante y espantosa que había visto antes.
Ella conjuró un fuego blanco en su mano y mientras caminaba a través del mar de cuerpos muertos, los quemaba a todos, detrás de ella estaba la entrada, que había perdido sus puertas de hierro.