—No quiero creerlo tampoco —dijo Lana en tono suave—, tocó su vientre plano por instinto cuando se sintió incómoda. —Pero, el ángel guardián no mentiría al respecto.
—¿Quién? ¿Esperanza? —Lidya frunció el ceño.
—No, Raine —ella respondió.
—¿Dónde están ahora? —Lidya miró alrededor de la habitación, esperando poder encontrar a Raine y confrontarla al respecto, si estaba diciendo la verdad o no.
—Se fue con Torak y los demás —Rafael le respondió esta vez.
—¿A dónde? ¿Sabes a dónde van? —Lidya saltó del sofá y estaba a punto de correr hacia la puerta, pero Rafael sacudió la cabeza.
—No sé, Raine solo dijo que quería ir al prado —Rafael entrecerró los ojos hacia la bruja.
—Tal vez quería encontrar a Serefina —Lana sugirió con incertidumbre evidente en su voz.