El dolor ardiente en su garganta fue lo primero que Teo pudo sentir al recuperar lentamente la conciencia, era casi como si su garganta estuviera en llamas y no importaba cuánto intentara hablar, no había palabras que pudieran salir de su boca.
No podía mover las manos, su cuerpo entero se sentía como si acabara de correr un maratón, completamente exhausto. Incluso respirar sin sentir dolor le parecía un lujo ahora.
Mientras intentaba soportar el dolor en su garganta, los recuerdos de lo último que le sucedió regresaron, inundándolo como una presa rota y lo sacudieron hasta el núcleo.
Sintiéndose sobresaltado, Teo abrió los ojos abruptamente y encontró a alguien sentado a un lado de su cama.
La luz repentina inundó sus sentidos ópticos y frunció el ceño porque le dolían los ojos al no poder ver nada claramente, quién era esta mujer, pero cuando escuchó su voz, finalmente se dio cuenta de que era la bruja.