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—¿Es esto a lo que llamas karma? —Kace cruzó sus brazos a la defensiva, mientras miraba hacia abajo a Jedrek, quien estaba sentado en el borde de la cama de Teo—. ¿Que alguien te apuñale por la espalda después de lo que le hiciste a tu hermanito todo este tiempo? —dijo Kace con desdén, pero no parecía tan feliz como pretendía, cuando escuchó que alguien había traicionado a su hermano.
Kace, Torak y Jedrek estaban ahora dentro de la habitación, que se estaba utilizando como cámara de enfermería de Teo. Habían pasado tres días desde el ataque a la ciudad cercana por los pícaros, y aunque Teo pasó su condición crítica, todavía estaba inconsciente.
Jedrek se burló al escuchar las palabras de Kace, le dirigió una mirada de reojo antes de hablar—. No te preocupes, lo había predicho incluso antes de que huyeras para encontrar a tu pequeña compañera.
—Entonces, ¿estás diciendo que estás acostumbrado a mantener a un traidor a tu lado? —Kace entrecerró los ojos.
