Lila soltó una carcajada. Le dio a Tordoff una sonrisa de suficiencia, y él se quedó boquiabierto al ver la audacia del ángel guardián. Se puso de pie, sacudiendo la suciedad de su vestido—Como te dije, soy más que capaz de cuidar de mí misma. No te preocupes por mí, yo me las arreglo. Bueno, ¡veamos qué es esta cosa!
Ahora, ella estaba tomando la delantera. Se deslizó hacia los arbustos para ver lo que sea que había atrapado antes. Al general le tomó unos segundos hasta que logró seguirla. Como el licántropo que era, a Tordoff no le gustaba para nada ser dominado, ser superado en poder por una chica joven. A la vez, no podía evitar sentirse impresionado por esta chica.