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Kace agudizó su oído al percibir los extraños sonidos de los insectos y otros animales que residían allí. El olor a tierra fértil y a vegetación impregnaba el aire mientras observaba las grandes hojas verdes y los troncos retorcidos de esta parte del bosque.
Kace se volvió inquieto e impaciente. El hecho de que no podía transformarse era la guinda del pastel de su ansiedad. Podría hacer más que esto si solo pudiera transformarse en su forma de bestia.
Y entonces le golpeó suavemente, el viento que llevaba el aroma que anhelaba. Era su olor, no había duda de ello.
Aprietando los dientes, captó el tenue olor y dejó que su instinto tomara el control. No podía perderlo.
El viento que llevaba el aroma de Esperanza, condujo a Kace hacia la otra parte de la cascada. El lugar que había pasado dos veces cuando estaba buscando a Esperanza.