—Pero, no lo soy —Esperanza replicó con fiereza cuando recordó lo que sucedió la última vez que se encontró con esta demonio femenino.
Había un ceño fruncido que cruzó su expresión cuando escuchó la manera en que Esperanza le respondió. —Creciste para ser una chica muy insolente —se burló y se giró, dando la espalda a Esperanza.
Aunque lo hizo, estaba fuera de duda que Esperanza sería capaz de aprovechar la menor ventaja en el momento en que la mujer demonio miraba hacia otro lado. Era un movimiento imprudente.
Los ojos de Esperanza se posaron en una tapa de madera cuadrada en el suelo. Mientras ella comprendía, la mujer demonio la había trasladado aquí desde la habitación de abajo.
Y luego sus ojos escanearon rápidamente la habitación que la rodeaba.