—Deberías decírselo a él —murmuró Esperanza, siempre era Kace quien ocultaba sus verdaderos sentimientos. Incluso ahora, Esperanza aún se molestaba ligeramente cada vez que Kace se negaba a compartir con ella la carga de su problema. Porque él pensaba que era la mejor manera de protegerla.
—Él lo escuchó —dijo la sacerdotisa, mientras dejaba de trotar detrás de Esperanza e inclinaba la cabeza hacia un lado.
Esperanza dio un frenazo y siguió la dirección de su mirada cuando se posaron en su persona favorita en todo el mundo. Sin embargo, antes de que Esperanza pudiera acercarse a él, el licántropo se lanzó hacia ella y la envolvió en un fuerte abrazo de oso. Abrazándola tan fuertemente como si Esperanza fuera a desaparecer si no lo hacía.
Esperanza se rió cuando su cabello le hizo cosquillas en la cara y las orejas, mientras él enterraba la cabeza en el hueco de su cuello. Ella rodeó con sus brazos la cintura de él mientras le acariciaba la espalda.