—¿Kace? —Esperanza estaba confundida con la mirada que Kace le dirigía—. ¿Qué pasó?
—No puedo olerte… —dijo él con hesitación—. Este hecho le molestaba.
—Oh, —Esperanza se dio cuenta de lo que le molestaba—. Probablemente sea por esta capa. —Señaló la capa morada que llevaba puesta.
—¿Dónde conseguiste esto? —Sólo entonces Kace miró a su alrededor hacia la gente que había venido con Esperanza—. No había manera de que esta chica pudiera entrar en este reino sola.
Y cuando los ojos de Kace cayeron sobre la bruja mujer, suspiró profundamente, como si tuviera una enorme carga que le fue lanzada en la cara. —Tú…
—Sí, yo… —Lidya asintió ligeramente con la cabeza, pero sus ojos brillaban desafiantes—. Orden de Serefina.
—Lo sabía, —dijo Kace sombríamente—, Si no fuera por ella, definitivamente no vendrías. Pero… —su voz se volvió severa—. ¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¿¡Por qué la trajiste aquí!?