—¿Por qué no me dijiste antes que conocías a sus padres? —exigió una explicación Hope a Kace en el camino de regreso a casa, dentro del coche, después de presenciar la interacción entre Kace, Sofía y su esposo, Sterling.
Eran viejos amigos y muy cercanos además de eso. Estaban cómodos al punto de lanzarse amenazas y gruñidos el uno al otro durante la mayor parte de la cena, mientras que los niños solo podían hacer muecas ante la escena que se desarrollaba frente a sus ojos.
—¡Porque arruinaría la diversión! —exclamó Kace entre risas estruendosas.
—Casi haces que mis amigos tengan un infarto, ¿sabes? —luego Hope murmuró—. Casi tengo un infarto.
—¿Por qué? —Kace no pudo contener la felicidad en sus ojos después de engañar con éxito a su inocente pequeña compañera. Miró la expresión abatida en el rostro de Hope y no pudo evitar pellizcar su mejilla sonrosada.