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Debido a las constantes quejas de Raine sobre cómo Torak invadía su privacidad y al hecho de que ella no podía dejar de sonrojarse de vez en cuando, insistía en que Torak debía enseñarle cómo ocultar sus propios pensamientos.
A pesar de que Torak estaba un poco reacio a enseñarle esas cosas, ya que todavía disfrutaba escuchar los pensamientos de su compañera sobre él, aún así le enseñó.
Era algo bueno para él también, porque Torak no quería que nadie en su manada pudiera leer la mente de Raine ya que se dirigirían hacia la ciudad de Oriole según lo programado.
Docenas de Licántropos bajo su mando los estaban esperando allí.
En el camino, Raine estaba tan absorta recordando cada detalle que Torak le había dicho para ocultar su mente.