—¡Raine! —Torak llamó su nombre con frustración—. ¿Cómo podía amenazarlo así? ¿Acaso ya olvidó la causa de su dolor?
—¡No quiero que me trates así! —Raine envolvió la enorme figura de Torak con sus brazos mientras colocaba cuidadosamente su cabeza en su pecho—. No quiero que me evites…
—¿Olvidaste lo que te he hecho? —Torak todavía no correspondía el abrazo de Raine, mantenía sus brazos a los costados de su cuerpo, sin embargo, dejaba que Raine se aferrara a él.
Ahora, ambos estaban sentados en el frío suelo del baño, al parecer ninguno de ellos quería ir a la cama cálida que estaba literalmente a solo unos pasos de distancia.
—No, por supuesto que no. Eso fue muy aterrador, pensé que moriría —Raine soltó la verdad.