—¿Qué ha pasado? —Torak se detuvo en seco cuando vio que Raine daba dos pasos atrás en cuanto lo vio—. ¿Por qué? ¿Estás herida? ¿Por qué estás llorando?
Era claro que algo le preocupaba a Raine y Torak no sabía qué era, ya que no se le permitía acercarse a ella.
—No, no te acerques... —Raine se quejó mientras se cubría el cuello.
Mientras Torak se esforzaba por pensar en la razón de la angustia de Raine, su compañera pensaba en los feos moretones que podrían hacer que Torak la detestara.
—Mi amor, no me asustes... —Torak dio otro paso hacia ella y Raine no pudo evitarlo ya que su espalda había chocado con la pared detrás de ella.
—No me mires... —Raine habló tensamente.
—¿Qué? —Torak no estaba seguro de lo que acababa de oír—. ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
—Soy fea... —Raine estaba casi llorando cuando dijo esto—. ¿Y si esta herida se quedara pegada en su piel permanentemente?
