Una hermosa mujer vestida de blanco apareció desde la dirección de la puerta.
Llevaba un rompevientos blanco y un chal alrededor de su cuello, el sonido tintineante de sus tacones altos era el sonido prominente dentro de la silente sala.
Su corto cabello rojo estaba atado pulcramente debajo de su nuca y el perfume que usaba llegaba a la nariz de los Licántropos mientras fruncían el ceño.
—¿Qué es esa mirada? —La mujer miró fijamente a las personas dentro de la habitación, y no le gustó su reacción exagerada.
Calleb se apresuró hacia la mujer en estado de alerta. —¿Cómo llegaste aquí? —le espetó.
Había guardias fuera de la puerta, ¿pero cómo pudo ella pasearse tan fácilmente dentro de la sala? ¿Dónde estaban todos esos guardias?
—Tranquilo… —Esa mujer cruzó los brazos frente a su pecho, inclinó la cabeza mientras le sonreía torcidamente—. ¿Te sorprende que pueda entrar a esta habitación tan fácilmente?