Estaba oscuro, por esa razón no se podía ver nada, Raine no sabía dónde estaba.
Pero, ella sabía que él estaba allí. Él estaba tan cerca de ella, que podía sentir su cálido aliento recorriendo su mandíbula y bajando hasta el fondo de sus clavículas, enviando calor a su abdomen inferior en el proceso. Y al siguiente segundo su aliento rozó su pecho, ella jadeó mientras un gemido escapaba de sus labios y él gruñó en respuesta.
Raine cerró los ojos de nuevo y se concentró en sus otros sentidos. Sintió su mano callosa en su cintura y fue atraída hacia él.
De repente, su cabello se enredó entre sus delgados dedos mientras él giraba su cabeza de una forma que revelaba su cuello ante él. Su nariz se acurrucó en la curva entre su cuello y hombro, mordisqueando allí.
El aliento de Raine se cortó con delicioso tormento. Se sintió empujada a acostarse en el suelo mientras sus ásperas manos tomaban y apartaban sus pechos y sus labios besaban salvajemente su cuello.