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—¡Calla! ¡Tenemos que salir de aquí! —Sterling rugió al lobo gris de Calleb, cuando notó que él se adelantó para luchar contra más bestias, cuando se suponía que debían retirarse. Morirían en vano si seguían luchándoles.
Sterling vio que el lobo gris negaba con la cabeza, rechazando escuchar lo que sea que le estaba pidiendo hacer.
—¡No, tengo que encontrar a Rafael! —dijo por el enlace mental con terquedad—. ¡Tengo que asegurarme de que esté bien!
—¡No seas estúpido! —Sterling gritó con enojo mientras gruñía y avanzaba para luchar junto a Calleb—. ¡Ni siquiera sabes dónde está!
—¡Lo encontraré! —Calleb rugió a Sterling a medida que mataba a otra bestia que lo atacaba.
—¡No! ¡No te dejaré ir allí! —La bestia de Sterling golpeó al lobo gris y le gruñó—. ¿Crees que te dejaré ir solo? ¡Tu decisión precipitada es un suicidio puro!
—¿Por qué quiero suicidarme? ¡Solo quiero encontrar a Rafael! —gritó Calleb frustrado.
