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—Volvamos al castillo —dijo Raine a Esperanza.
Esta vez, sin embargo, no esperó a que Nutdrouk o Lidya los llevaran de vuelta al castillo, en cambio, ella y Esperanza se teletransportaron por sí mismas.
Esto sorprendió aún más a las dos personas.
—¿Puedes creerlo? —Lidya se acercó a Nutdrouk, mirando asombrada cuando las dos ángeles guardianes desaparecieron ante sus ojos—. Se teletransportó ella misma.
—Lo vi —gruñó el enano mientras miraba su cuerpo y se tocaba la cara, temía que hubiera partes de su cuerpo que aún no habían vuelto a la normalidad.
—¿Cómo pudo hacer eso? —Lidya frunció el ceño—. Antes no podía controlar su poder para nada, pero ahora parece que lo ha dominado por años.
—Si me lo preguntas a mí, ¿a quién debo preguntar? —Nutdrouk gruñó cuando sintió los vientos fuertes azotando su cara, mientras apretaba la capa que llevaba puesta—. Solo seguí lo que ella me dijo —comentó.